Desde que empezaron las noticias sobre la expansión del virus Covid-19 por todo el mundo, las escuelas empezaron a cerrar sus aulas y abrir sus pantallas. El cierre abrupto de las escuelas fue un cambio brusco en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La enseñanza a distancia es una forma de distancia social. De hecho, es una de las mejores formas de detener la expansión del coronavirus y tenerlo bajo control. Sin embargo, esta distancia puede llegar a ser un obstáculo.
Enseñanza en red para todos.
La enseñanza a distancia a través de los dispositivos tecnológicos, conocido por el término anglosajón "e-learning", ha traido muchos cambios a nuestros "deberes" diarios. Para los que ya hicimos estudios online en el pasado esto no es más que una continuación de lo ya vivido. Para otros, muchos, es un reto, un desafío al que sacarle el mejor partido posible en el menor tiempo posible, sus estudiantes y sus familias les esperan.
Ms Castaneda es una antigua compañera de trabajo, maestra de educación primaria. A diario Ms. C. usa su computadora para acceder a los recursos en linea ya sea para poner canciones, videos u otros recursos audiovisuales que apoyan su lección. En ocasiones, publica alguna foto en las redes sociales e intenta comunicarse con sus familias a través de este medio. Siempre hay alguna queja del uso de redes sociales o comunicación digital por parte de alguna familia, pero es parte de nuestro proceso docente.
Sigue tu ritmo, pon límites.
Al igual que en la escuela, tanto docentes como estudiantes tenemos un horario que cumplir. Hay muchos horarios circulando por la red que les pueden servir de ayuda o de inspiración. Tener un horario o calendario con las tareas a hacer nos ayudará a organizanos nuestro tiempo. De hecho, el no tener un horario puede dar la sensación de tener que estar ocupado o trabajando las 24 horas. ¿Qué ocurre después? El síndrome de "burnout". Esta sensación no solo afecta a los docentes, con la idea de que tienen que compartir todas las ideas que encuentren interesantes en Internet con decenas de actividades; o los estudiantes, que si no se organizan pueden estar haciendo la tarea hasta la hora de la cena, con lo que afecta al resto de sus familias.
Comunicación y más comunicación.
Establecer una comunicación fluida con los estudiantes y con los docentes es la mejor manera de que todo salga bien. Las familias conocen a sus hijos/as pero no como estudiantes de escuela, ya que allí hay normas, horarios, y muchas más cosas que influyen sus vidas académicas. En casa, las familias deben informarse y comprender este hecho, al igual que un trabajo, el estudio requiere de unas condiciones para que todo salga bien, y sobre todo constancia.
La comunicación del equipo docente es vital. Un consenso en el programa de actuación es muy importante, ya que ayudará a los estudiantes y familias a reducir su posible frustración por ejemplo si un docente envía muchas más actividades o lecturas que sus compañeros/as.
En este proceso hay pros y contras, como en todo, pero a pesar de la distancia estamos todos conectados. Aprovecha tus medios de información y comunicación para preguntar y resolver tus dudas, TODAS. En definitiva hay algo que no cambia, la misión de las familias y escuelas CONTINÚA siendo la misma, el éxito personal y profesional para todos los estudiantes.
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